La presencia de la vid en Bizkaia es milenaria. A partir de los siglos XII y XIII se inicia una viticultura de autoabastecimiento y consumo local.
Una de las versiones del origen etimológico de la palabra txakoli dice que proviene de “etxeko ain”, lo que significa ‘lo justo para casa’, respuesta habitual de los productores al preguntar qué tal había ido la cosecha.
Durante los siglos XIV y XV se comienzan a regular y proteger los vinos locales. La primera prueba documental aparece en un texto de 1520 en el que se lee una referencia al ‘vino chacolin’ para denominar al vino local. Pero a principios del siglo XX la competencia de vinos foráneos y la industrialización, junto a la plaga de la filoxera o patógenos como el oídio o el mildiu acaban con una buena parte de las 2.874 hectáreas que constaban censadas en 1891.


Pese a este problemático panorama, el txakoli vive a finales del siglo XIX y comienzos del XX uno de sus mayores momentos de esplendor cuando surgen los ‘chacolines’, tabernas para la venta exclusiva de txakoli, en las que además, el bacalao, los chipirones y hasta las angulas, el txakoli se sirve en un ambiente alegre y popular.
A mediados de los 80, un pequeño grupo de productores impulsa la recuperación del viñedo y la mejora en la producción del txakoli en Bizkaia. Esta labor es reconocida con la concesión en 1994 de la “Denominación de Origen Txakoli de Bizkaia-Bizkaiko Txakolina”.
Actualmente el término Txakoli-Txakolina es una mención tradicional protegida por la normativa europea.